Beneficios y ventajas de un viaje de fin de curso en inglés

Tras un viaje de fin de curso, la sensación más habitual en los grupos es la de una plena satisfacción. Vuelven de pasar varios días en un entorno distinto al habitual, lleno de actividades y juegos, descubriendo nuevas formas de diversión y aprendiendo de todo lo que ven. Si a este hecho añadimos una sensación de gran aprendizaje de un idioma distinto, la satisfacción de haber realizado un viaje de fin de curso es aún mayor. En esta clave reside la importancia de la inmersión lingüística, y si así ocurre, es que el viaje de fin de curso en inglés ha cumplido su objetivo. Este es acercar el inglés a los alumnos y alumnas, convertirlo en algo manejable y asequible para ellos, en una forma más de pasarlo bien.

Gracias a los viajes de fin de curso en inglés se gana la sensación de que hablar idiomas sólo ofrece ventajas y ganancias, tanto a nivel personal como grupal. Se aumenta la sensación de competencia en el otro idioma. De esta manera, la continuación del aprendizaje de inglés en los sucesivos cursos se hace desde una perspectiva distinta, con otra motivación y una sensación real de aplicación y utilidad cercana. La práctica del inglés ya queda asociada al turismo y al disfrute de las actividades que durante un viaje podemos realizar. Esta identificación es importante y fundamental para el futuro desarrollo de los niños y niñas. Se logra una mejor percepción de la utilidad de hablar inglés y de su importancia en el mundo, tanto en lo personal como en lo profesional.

 

Viajes de fin de curso en inglés: la curva de aprendizaje

Una de las principales ventajas de los viajes de fin de curso en inglés se debe a la curva de aprendizaje. Esta es una forma de representación de las competencias adquiridas por una persona durante el desarrollo de un conocimiento. Se basa en un diagrama en que el eje horizontal representa el tiempo transcurrido y el eje vertical el grado de conocimientos adquiridos. Así, con una curva de aprendizaje se puede averiguar la relación entre el tiempo de exposición a un determinado elemento y lo rápido o lento que se configura su aprendizaje. Esta forma teórica es una de las que mejor explica el éxito de la inmersión lingüística, desarrollado en los viajes de fin de curso en inglés. Una curva de aprendizaje nos permite evaluar el éxito de propuestas como esta nueva forma de realizar viajes de fin de curso.

En la inmersión lingüística, la curva de aprendizaje suele tener poca pendiente en los primeros momentos. Según se avanza en el tiempo, la pendiente aumenta de forma exponencial. Esta representación describe a la perfección el funcionamiento de la inmersión lingüística. En un primer momento, que el alumno esté inmerso en el inglés, genera algo de distancia y desconcierto. Pero pronto, se acostumbra a este hecho, y esa inmersión facilita un aprendizaje mucho más rápido e inmediato que en una clase normal. La adquisición de conocimientos es más intensa, más pronunciada y con mayor duración. Esa escasa pendiente al inicio del viaje es necesaria y lógica debido a un repentino cambio de contexto. Un primer paso pequeño pero necesario para poder convertir esa pendiente posterior en un pico de conocimiento y aprendizaje.

Viajes de fin de curso: confianza y flexibilidad mental

Los viajes de fin de curso en inglés tienen la ventaja de cambiar el paradigma en el que se desarrolla el aprendizaje de inglés en colegios e institutos. Esto se traduce directamente en un aumento de la confianza de cada participante. Los alumnos están acostumbrados a clases de inglés donde el idioma se aprende por una combinación de teoría y práctica, abundando sobre todo la primera. Muchas veces, los menores entienden de manera implícita que sólo se ha de demostrar la competencia en inglés en los exámenes. El resto del tiempo de aprendizaje de este idioma, se desarrolla entre lo discreto y la vergüenza. Un viaje de fin de curso en inglés logra romper estas asociaciones. Convierte al inglés en algo vivo y dinámico, lejos de pizarras o reglas gramaticales. Al percibirse ellos mismos capaces de hablarlo, aunque sea con errores, aumenta su confianza y su sensación de capacidad.

Por otro lado, un viaje de fin de curso en inglés aumenta también la capacidad de flexibilidad mental. El contexto generado durante el viaje es cien por cien inglés. Sin embargo, de manera lógica, el pensamiento de los participantes sigue desarrollándose en su lengua natal. Esta combinación de una lengua de expresión y otra de reflexión es la base del aumento en la competencia de flexibilidad mental. Permite un mejor pensamiento paralelo, lo que según estudios de neurociencia, deriva en una mejor toma de decisiones. El aprendizaje de idiomas como el que se desarrolla durante un viaje de fin de curso en inglés se correlaciona con una mejor plasticidad cerebral. ¿Qué quiere decir esto? Que cuanto más joven sea el participante y antes escuche y practique otro idioma, más capacidad tendrá para modificar sus estructuras mentales y adaptarlas a los retos que tiene por delante.

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