Cada vez son más los centros escolares que apuestan por los viajes de fin de curso en inglés. Tanto para el equipo docente, como para las familias y los propios participantes es un tipo de viaje de fin de curso lleno de atractivos. Sin embargo, una vez planteado como opción, la pregunta es lógica: ¿cómo organizar un viaje de este tipo? El diseño de un viaje de fin de curso ya implica cierta complejidad, que aumenta si además es un viaje de fin de curso en inglés. Por ello, la mejor respuesta a esta pregunta es contar con la asistencia de una agencia o empresa organizadora. De esta manera, el viaje se organiza dentro de las necesidades y peticiones del centro escolar, sin que esto suponga un quebradero de cabeza para los responsables del centro. Existen programas prediseñados que pueden adaptarse a las características concretas del grupo que viaje.
Aparentemente, los viajes de fin de curso en inglés se desarrollan igual que un viaje de fin de curso normal, salvo que en un idioma distinto. Sin embargo, el diseño de un programa de viaje de fin de curso en inglés no es tan sencillo. Por un lado, ha de estar coordinado con el nivel de inglés del grupo participante. Para ello, es importante una buena comunicación con el centro escolar, donde se explore el nivel de los participantes y qué temas han tocado ya en las clases de inglés. Por otro lado, es importante también adaptar el planing del viaje al hecho de que se realice en inglés. Teniendo en mente el objetivo principal del viaje, la elección de actividades puede cambiar, primando aquellas en las que tenga una mayor relevancia la práctica del idioma.
¿Qué es la inmersión lingüística en un viaje de fin de curso?
La realización de un viaje de fin de curso en inglés recae en gran medida en la técnica de la inmersión lingüística. El principal objetivo de la inmersión lingüística es generar un ambiente distendido y dinámico en el que el inglés sea el idioma hablado. La inmersión lingüística no discrimina entre el nivel de cada uno de los participantes. Al revés, opta por igualarles siempre dentro de un clima de participación. No importa que algunos alumnos hablen mejor que otros. Lo que busca precisamente es que todos hablen, que participen y pierdan el miedo o la vergüenza a hablar en inglés. De esta manera se favorece que cada alumno tenga la motivación para intervenir en otro idioma. La inmersión lingüística iguala y favorece el desarrollo de la escucha y la confianza en las capacidades de uno mismo.
Así, la inmersión lingüística en un viaje de fin de curso en inglés se aplica en estrecha sincronización con el desarrollo de las actividades. Aunque en un primer contacto los participantes puedan sentirse algo desorientados por escuchar constantemente otro idioma, pronto se convierte en algo natural, que entienden sin darse cuenta y que les hace participar y desenvolverse mejor en inglés. Al practicar inglés fuera de un aula, asociado a actividades deportivas o juegos, la inmersión lingüística produce también un cambio en la concepción del inglés por parte de los alumnos. Convierte el aprendizaje de una nueva lengua en algo divertido, en la demostración de que hablar idiomas es útil para la vida práctica que desarrollarán en un futuro. El inglés queda ya asociado a un sentimiento de disfrute y diversión.
¿Cómo trabaja un equipo de monitores en inglés?
Hemos visto ya en qué consiste la inmersión lingüística durante un viaje de fin de curso en inglés, pero ¿cómo la desarrolla el equipo de monitores? ¿De qué manera se logra realizar un viaje de este tipo? El primer paso fundamental es contar con un equipo de monitores que sean hablantes de inglés nativos o bilingües. Sin estas características, el equipo de monitores no puede lograr el principal objetivo de la inmersión lingüística. Es fundamental el manejo y la soltura del inglés por parte de los monitores. Y no sólo eso, también que sean capaces de integrarlo en la realización de actividades, canciones y juegos. Ser bilingüe no es suficiente para realizar un buen viaje de fin de curso en inglés. Tanto o más importante es conocer dinámicas y actividades de grupos que permitan transmitir el idioma con naturalidad y diversión.
Es por ello que el equipo de monitores de un viaje de fin de curso en inglés ha de diseñar y coordinar el planing de actividades de una manera muy precisa y cuidadosa. El objetivo de cada actividad ya no es único, sino doble, y por tanto, ha de ser valorado en ese sentido. ¿En qué vocabulario se quiere incidir? ¿Qué elementos son importantes transmitir? Son preguntas habituales que el equipo de monitores se plantea, y que tienen en cuenta para el buen desarrollo del viaje. Con independencia de ello, también son profesionales conscientes de en qué momento es necesario aparcar el inglés para coordinar el viaje. Por ejemplo, en una actividad como el tiro con arco, donde los protocolos de seguridad priman por encima del resto, se puede abandonar momentáneamente el inglés para asegurarse de la compresión total y asegurar una actividad divertida y con precaución.